Esto del fin del mundo es acá como un slogan, más bien como una marca que lo encarece todo, para que no se te pase que cuesta mucho traer las cosas hasta tan lejos.
Te recuerdan continuamente que estás en el fin del mundo, como si fuesen apocalípticos.
Hace unas dos décadas conocí a un astrólogo profesional que vaticinaba el próximo “fin del mundo” (él anunciaba gratis su fin del mundo y no costaba nada llegar hasta allí, no como los del trenecito). Lo curioso era que en su predicción situaba el nacimiento de una siguiente civilización en la Patagonia. Creo que, por aquellos años, él no había escuchado (ni yo tampoco) nada sobre las famosas 7 Profecías Mayas.
Para mí pasaría más de una década hasta que comencé a escuchar sobre esos estudiosos de la cultura Maya que vaticinan con tanta precisión el fin de nuestro mundo. Me sorprendía que aquel astrólogo consiguiese tener visiones proféticas desde una perspectiva bastante frívola, pero que consigan saber la fecha exacta del “fin del mundo” por la interpretación de los restos de una cultura de la que ignoramos casi todo, incluido cómo desapareció y por qué…, esto sí que se me escapa, la verdad. Y eso que a mí el tema me gusta, como bien saben algunos de mis amigos, en cuanto tomo un par de copas me pongo como Fernando Arrabal y quiero hablar del minera…, del milera…, del mi-le-na-ris-mo
(broma para espectadores de la TV española, ¿quién no vuelve a sonreír recordando a ese Arrabal ebrio y divertido cayéndose encima de los invitados?). Curiosamente, muchos de los intérpretes de las Profecías Mayas también sitúan el nacimiento de una nueva civilización en Patagonia. Me paro a pensar si será por eso que, como se cuenta, algunos actores famosos están comprando grandes fincas en esta zona del mundo. Lo de las miles de hectáreas de Benetton está claro, así controlan el precio mundial de la lana, pero lo de Madona, Stalone, Schwarseneger… Claro que lo mismo no es más que un rumor…
Supongamos por un momento que todo ello acabase siendo verdad… ¡Oh no! No quiero siquiera imaginarme una nueva civilización diseñada por Benetton, Madona, Stalone…, por muy de cine y de colores que intentaran hacerla. Yo es que soy marxista (como dice la camiseta que me regalaron mis colegas de La Bati y cuando me la pongo hace que me acuerde de ellos más aún). Sobre todo soy seguidor de Harpo, que según dicen era el más culto y listo de los tres, y quizás por eso decidió callarse. Ahora que lo pienso, ya siempre que hablo de marxismo nunca se me ocurre tener en cuenta a Carlitos (mi descreimiento se ha vuelto infame). E
sa foto me la hizo un joven alemán que estuvo 3 noches hospedado en la Posada. Un día nos fuimos juntos a una buena caminata por el Parque Nacional. Es estudiante de español y se defiende bien. Cuando vio la camiseta me preguntó si de verdad era marxista, señalé a Harpo y le dije (con tono de broma) que sobre todo de ese. Él señaló a Karl y dijo que sólo reconocía a ese porque había nacido en la misma ciudad en donde él vivía. Le pregunté si no reconocía a los otros tres, le dije sus nombres y de pronto dio al fin: “¡Ah! Sí, los Marx brothers, he oído hablar de ellos pero no los he visto nunca.”
Yo pensaba que ya eran los únicos Marx conocidos, claro que si no llegan a ser del mismo pueblo tampoco reconoce a su paisano. Luego pensé que a lo mejor en Alemania no veían a los hermanos Marx porque eran judíos, pero no le pregunté porque me parecía un chiste de mal gusto. De hecho le hice una referencia pasajera sobre la época nazi y me dijo que ese es un tema de muy mal gusto para sacarlo con un alemán.
Diré que es un joven bueno y divertido, con quien pasé un día estupendo a pesar de la paliza. Caminamos durante más de 3 horas seguidas, por un bosque lleno de trampas en esta época del
año: rampas embarradas o con hielo, charcos por todas partes… Pero ese día aproveché para hacer el otro camino del Parque que no elegí anteriormente porque es el más largo, lo llaman la Senda Costera y, como su nombre indica, va bordeando la costa por el Canal del Beagle hasta Bahía Lapataia. El embarcadero y la oficina de correos (simbólica desde luego), que menciona Marta en los comentarios, está en esa bahía de nombre Ensenada. También viajé al final en el trenecito (del fin del mundo, cómo no) que lo nombro en diminutivo porque es como de juguete, si no fuese tan despacito parecería de montaña rusa. Había descartado subir en él, pero como el alemán pensaba tomarlo para ir al Parque me pareció bien probar.
Cada vez tengo más claro que hay gente que necesita hacer turismo como parte de su status, o por no dejar sola a su mujer, pero que en realidad no tienen interés en ver nada. Se pasan el viaje hablando con el de al lado y les da pereza todo lo que no sea un pequeño paseo para estirar las piernas. Bueno, no lo critico, también es una opción…, (ahora que lo pienso, hay lectores de esto que son así…, ejem)![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiiek2Jj2M1ZiQfVNEKC5Wgedp8E9t2rl19T0azo3dpzz5y8DU2umUbip5wJtP8yNTaKN3wVyiBLHx_XWuhG4f_Ys4Fm5kq-Jbbf1RYPt5Lm4W-CWJh9qINkvQHrDAVP6D2SGoHTECRaBQ/s200/P1020241.JPG)
Bueno, pues nada, que ya me he vuelto a cansar de escribir. Lo siento Marta, pero soy así, poco constante…, en todo caso, no sé si sabrás lo duro que es escribir tantas líneas seguidas sin encender un cigarrillo para alguien que apenas lleva dos semanas sin fumar, si fuiste o eres fumadora me entenderás.
Al final no me he marchado de Ushuaia, pienso hacerlo mañana, pero me voy cerca, a menos de 100 kms de aquí, y pienso volver. De hecho me llevo la llave de la Posada. Ana, la dueña de la Posada del Fin del Mundo (¿qué otro nombre podía tener siendo tan auténtica?) decidió marcharse de vacaciones a Bs As para estar con sus hijos y, en un alarde de confianza
(de lo que me siento muy honrado) propuso que me llevara la llave de entrada, por si volvía cuando no hubiese nadie, y que dejaría mi cuarto sin alquilar. Desde el jueves me ha dejado prácticamente solo, por las mañanas veo a la mucama cuando subo a desayunar, el resto del día no sé si hay alguien o no en toda la casa. La razón más importante de venir acá en invierno es que siempre quise esquiar en esta zona, y hasta el 13 de junio no abren las pistas. Al principio pensé buscarme algo de trabajo para pasar aquí todo el invierno, pero lo he descartado.
Creo que esperaré a esquiar y luego volveré al continente. Intentaré ir hacia el norte por la ruta pegada a los Andes, toda la gente me dice que es imposible ahora en invierno, pero todavía no me lo ha dicho nadie que lo haya intentado.
Tierras heladas
Premonitorio viaje
al fin del mundo
Hace unas dos décadas conocí a un astrólogo profesional que vaticinaba el próximo “fin del mundo” (él anunciaba gratis su fin del mundo y no costaba nada llegar hasta allí, no como los del trenecito). Lo curioso era que en su predicción situaba el nacimiento de una siguiente civilización en la Patagonia. Creo que, por aquellos años, él no había escuchado (ni yo tampoco) nada sobre las famosas 7 Profecías Mayas.
Diré que es un joven bueno y divertido, con quien pasé un día estupendo a pesar de la paliza. Caminamos durante más de 3 horas seguidas, por un bosque lleno de trampas en esta época del
Bueno, pues nada, que ya me he vuelto a cansar de escribir. Lo siento Marta, pero soy así, poco constante…, en todo caso, no sé si sabrás lo duro que es escribir tantas líneas seguidas sin encender un cigarrillo para alguien que apenas lleva dos semanas sin fumar, si fuiste o eres fumadora me entenderás.
Al final no me he marchado de Ushuaia, pienso hacerlo mañana, pero me voy cerca, a menos de 100 kms de aquí, y pienso volver. De hecho me llevo la llave de la Posada. Ana, la dueña de la Posada del Fin del Mundo (¿qué otro nombre podía tener siendo tan auténtica?) decidió marcharse de vacaciones a Bs As para estar con sus hijos y, en un alarde de confianza
Tierras heladas
Premonitorio viaje
al fin del mundo