domingo, 29 de junio de 2008

El Bolsón, San Carlos de Bariloche

Estas dos ciudades son casi míticas para muchos porteños, aunque por motivos distintos. El Bolsón es la ciudad de los hippies, y Bariloche la ciudad de los viajes fin de curso y las lunas de miel. Las dos están muy cerca, menos de 200 kilómetros, y mucha gente aprovecha para visitar ambas en el mismo viaje. A El Bolsón empezaron a llegar hippies a finales de los 60 y formaron comunas en armonía con la naturaleza. Después, a mediados de los 70, llegaron también algunos que preferían desaparecer antes de que los militares los desapareciesen. El ambiente de esa población se siente aún por las calles, y el slogan municipal: “aquí lo mágico es natural,” es una muestra de la visión de sus habitantes. Luego ha seguido llegando gente joven que busca una vida diferente. Los primeros que veo es en el colectivo que me lleva desde Esquel. Suben unos 50 kilómetros antes de llegar a El Bolsón, dos parejas jóvenes con varios niños muy pequeños. Ellas de rasgos indígenas, ellos europeos; uno habla incluso con un fuerte acento, quizás de alemán. Los niños son el paradigma del mestizaje. Cargan suciedad de meses, seguramente desde el verano, y parecen muy pobres, pero con ese orgullo de quien lo ha elegido porque es el resultado de una forma de vida, aunque no significa que no quieran vivir mejor. Los hippies pioneros provocaron el crecimiento del lugar y casi todos lo aprovecharon, hoy son los dueños de una buena parte de las infraestructuras turísticas.
Quiero hacer una larga caminata por los alrededores. El martes salgo temprano, las nubes están bajas y lo tapan todo. Voy por una montaña con varios miradores desde los que no se ve nada. Al menos consigo ver “La cabeza del indio” en un paraje así llamado. Luego desciendo por un bosque hasta la “Cascada escondida”. Ya he caminado bastante, pero sigo, quiero llegar hasta el museo de minerales patagónicos que me indicó Rafael en uno de sus comentarios de hace varias semanas (¿o son ya meses? Tengo la sensación de que hace un par de años que pasé por Buenos Aires). Camino por una ruta de ripio que se adentra en el bosque. A los lados hay pequeñas estancias y quintas de los antiguos “hippies.” Seis kilómetros antes de llegar al museo pasa un camión maderero que me acerca. El conductor es natural de aquí, me cuenta de cuando empezó a cambiar la población y de cómo les afecta el cambio climático. El museo, Iaten k´aike (donde viven las piedras) es un fiel reflejo de los pobladores que llegaron en los 70, lo mismo que el matrimonio fundador. Es un sitio conocido, pues en el rato que paso ahí llegan varios visitantes y no está en una zona de paso. Los minerales están expuestos sobre raíces de árboles que a veces son más curiosas que las mismas piedras. Llama la atención el esfuerzo y cariño que le han puesto a su proyecto. De vuelta me acercan unos visitantes del museo, pero hasta un cruce desde donde me toca caminar aún bastante, ya sin fuerzas. Al día siguiente estoy tan cansado que apenas me muevo por el pueblo. En la noche asisto a una charla en la biblioteca municipal, como introducción a un taller que dará un joven psicólogo de larga barba y aspecto hippie. El taller trata de la respiración holotrópica, para acceder a “Estados Ampliados de Conciencia”…, muy propio de El Bolsón.
Ese jueves viajo a Bariloche. Llevo tantos años queriendo venir a este lugar que, como suele suceder, me ha decepcionado. No el emplazamiento, que conocía por fotos y es espectacular, al borde del gran lago rodeado de montañas, pero sí la ciudad que es fea y destartalada, con edificios de todo tipo, algunos horrendos al lado de otros típicos. En la plaza principal, lugar de interés fotográfico, algunos fotógrafos adiestran perros San Bernardo para hacerles fotos junto a los turistas. Eso y las fondues en algunos restaurantes lo hacen para mantener la tradición de que ésto es la suiza argentina. Ahora casi todo el turismo es nacional, y llama la atención que los grupos de estudiantes llevan todos el mismo traje de invierno, en unos casos porque se los dan así en las agencias o los alquileres, y en otros casos porque se los confeccionan antes de venir, y en la espalda llevan escrito: Egresados 2008 3º B Miramar (o el nombre de su instituto). También se ven muchas parejas de recién casados con el mismo traje de esquí, pero esos es porque se lo compran idéntico para mostrarse por ahora muy unidos. Cuando llegué hacía mucho viento, el lago estaba tan agitado como un mar en tormenta y hacía bastante frío. Por eso me sorprendió cuando vi dentro del agua a dos deportistas (no sé si aguerridos o simplemente locos) que navegaban por el lago con una tabla de windsurf y otra de kitesurf (si amplías la foto verás los dos puntitos) El clima no ha cambiado en estos días, aunque es posible que hoy esté nevando arriba. De momento, subí el viernes a la estación de esquí y sólo hay un poco de nieve en la parte alta, donde han abierto un par de pistas. Mañana lunes he quedado para verme con un instructor de esquí (que trabajó en Andorra) con quien he contactado a través de unos amigos. Vive en Villa la Angostura, a unos 75 kms de aquí, y me ha invitado a pasar algún día en su casa y su ciudad, que es más pequeña que Bariloche, pero también todos aseguran que más bonita. He sabido que en España hace ya mucho calor, aquí en cambio hace mucho frío y sólo falta que nieve. Esta semana mi haiku es como una cancioncita infantil que desea ese acontecimiento.
Capa de nieve
Cubre a los enanos
De Blancanieves

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Rectificación de mi Haiku:

El Hombre Libre,
perdido en su mente,
¿por eso viaja?

Y deja de joder... te lo digo con amor :-). Y sin acritud. Y no lo digo en relación al sexo. A ese respecto jode todo lo que quieras. Y gracias por tus comentarios y tu historia. Pero sigues siendo un coñón... esto te lo digo desde el respeto y el aprecio que siento por ti (en mi grupo de colegas esto hay que decirlo con retintín y acabar con dos golpes en el pecho y señalando al receptor del mensaje... con ironía, pero con cachondeo, que para eso sois amigos).

Si superas el mensaje que yo te mandé hoy por mail te doy un premio. Es más, si sobrevives a él leyéndotelo de un tirón y sin descansar, te perdono todas las ventanas que me hiciste lijar cuando era pequeño... y sin rencor, prometido :-) :-D

Un beso.

Anónimo dijo...

Por fin vas a ir a esquiar. Ya era hora, no? Tenías que estar ya desesperadito.

Por aquí ha empezado a hacer mucho calor (al menos en canarias).

No te envidio... mucho... solo un poco... algo... más o menos... diría que ahora estoy sentado en mi oficina, cansado, sudoroso, pensando en las montañas nevadas, la naturaleza, los países lejanos, los paisajes con cascadas y caras de indios y me estoy "acordando" de ti... ... ... y de tu familia! :-D :-D (anda!, que soy yo! :-D)... pero envidia, lo que es envidiaaa...

:-D

Suerte, valor... y a esquíar!!

Anónimo dijo...

POR FIN DESPUES DE 34 AÑOS TE ENCUENTRAS EN EL SITIO DONDE QUERIAS IR Y QUE PODIA HABER CAMBIADO TU VIDA , SI NO HUBIERA SIDO POR EL DESGRACIADO ACCIDENTE QUE TUVISTE EN VALDESQUI UN BESO Y ANIMO ESTAMOS CONTIGO