sábado, 7 de junio de 2008

El cambio climático

Si es que somos mucha gente por todas partes. Allí donde vayas te acabas encontrando con un ser humano empeñado en sacarle algo al planeta. Cómo no va a cambiar el clima si nosotros mismos somos una acumulación exagerada de calorías. Pongamos como ejemplo esto que llaman el fin del mundo. Hace apenas cien años había poco más de 40 casas. Para llegar hasta acá había que estar muy necesitado, o ser muy aventurero, o ser un preso o un militar al que obligaban a venir. Porque esta ciudad empezó siendo una misión anglicana, luego enseguida una base militar para que no se metieran otros países, y a continuación un penal para ver si se poblaba un poco. Es decir, que la mayoría de sus habitantes venían obligados: por su dios, por su gobierno o por sus jueces. Y sólo unos pocos en aquel tiempo venían obligados por su ambición o por la miseria. El caso es que de turismo no venía nadie, porque hace cien años estaba muy lejos aún de ser la ciudad tropical en que se está convirtiendo ahora. De los primeros turistas que llegaron a Ushuaia se cuentan los pasajeros del Monte Cervantes, un trasatlántico alemán que en su primer crucero a Tierra del Fuego, en 1930, encalló en unas rocas del Canal del Beagle y quedó inservible para siempre. Cuando rescataron a los pasajeros y la tripulación, cerca de 1500 personas, no tenían dónde meterlos porque en Ushuaia sólo había 800 habitantes, y de esos, casi la mitad, vivían presos en la cárcel de reincidentes. En cambio ahora despegan y aterrizan todos los días varios aviones, y entran y salen varios autobuses. Por ejemplo, todos los días salen 2 autobuses (a las 5 y 5´30 a.m.) con dirección a Río Gallegos. Esos dos en concreto lo sé bastante bien, incluso con horario y todo, porque precisamente ahora mismo estoy haciendo tiempo para marcharme en uno de ellos. Puesto que nunca consigo dormir antes de la 1 a.m. (que más bien suele llegar a las 2) es tontería que me acueste. Hice el equipaje temprano y ahora hago tiempo en el salón de La Posada hasta que salga en busca del bus. Mientras, afuera llueve cuando tendría que nevar, y yo escribo esta pequeña nota correspondiente al “aporte” semanal, porque seguramente los dos próximos días esté de viaje y no podré ponerme a escribir. (Esto del aporte es como lo ha llamado, en un correo suyo que he recibido hoy, el alemán que conocí aquí hace un par de semanas, y me ha encantado, nada de palabras raras, no hay como un extranjero para encontrar la expresión más limpia de un idioma, lo que escribimos todos en éste o en cualquier blog es un “aporte”).
Cuando estaba en Punta Arenas leí que el gobierno local aconsejaba, en primavera, no exponerse al sol durante el mediodía, pues el agujero de la capa de ozono que tienen sobre sus cabezas es perjudicial para la piel y los ojos. Lo comenté con alguien de allí que me respondió un poco ofendido (como quien rechaza cualquier crítica de su pueblo) que el agujero se movía por todas partes y no era propiedad de ellos. No le intenté explicar nada porque yo tampoco sé gran cosa del tema, pero sí he oído que lo de la capa de ozono afecta sobre todo en los territorios antárticos. Lo curioso es que en Chile vi varias informaciones relacionadas con este problema y en Argentina no he leído nada, aunque supongo que Ushuaia está un poco más cerca del centro del agujero que Punta Arenas. De lo que sí se habla en Ushuaia es del cambio climático, he oído decir que desde hace años nieva cada vez menos, lo mismo que oigo decir en España y Andorra desde hace años (incluso yo lo digo). Desde luego con lo de aquí estoy sorprendido y, por qué no decirlo, decepcionado. Antes de venir pensaba que en esta latitud del sur comenzarían las nevadas a finales de abril, luego me dijeron que más bien era a finales de mayo, y ahora resulta que ya en junio se pone a llover. Si han caído tres buenas nevadas en el último mes y medio, no me explico por qué ahora se pone a llover y no hace ni siquiera frío. El asunto es que me hacía ilusión esquiar en el fin del mundo y por eso esperaba y esperaba, pero aunque se supone que ya no me faltarían más de dos semanas de espera ha llegado un momento en el que estoy harto de no hacer nada y quiero irme. Antes, si no salía de paseo, hacía muchas otras cosas en la computadora, pero ahora, que no tengo ese ánimo, lo único que hago es leer, y eso también me gusta hacerlo en los autobuses mientras avanzo. Además, he decidido moverme por sensaciones y ahora tengo la sensación de que debo irme. Lo peor es que, como ya digo, al final me voy un poco decepcionado (aunque sólo por el clima porque sigo reconociendo que la ciudad está en un sitio espectacular). Había leído que el clima de Ushuaia en invierno es similar al de Moscú, pero estoy seguro que en la capital rusa no se pone a llover cuando apenas faltan 14 días para el comienzo oficial del invierno. ¿O ahora sí? Porque cuando yo era pequeño…
Resulta que esto del cambio climático ha comenzado a desarrollarse con fuerza en el espacio antártico, lo que significa que tiene su “principio en el fin del mundo” y a la vez podemos decir que es “el principio del fin del mundo”… Vuelvo a las andadas. Chau.
¡Ah! Un haiku…
El cielo ruge,
son los sueños que roncan
dioses dormidos.

3 comentarios:

charada dijo...

Estamos en Junio y Madrid se despierta nublado, cuando sales de casa con el abrigo hace un sol de "coj...". A eso del mediodía el sol empieza a desaparecer y salen unos nubarrones terribles que amenazan con descargar lluvia... efectivamente día sí, día no, llueve. Otros días te levantas y hace sol, al rato cuando sales de casa en manga corta te das cuenta de que te estás mojando porque se ha puesto a llover, y por la tarde te torras... A veces me pregunto si estoy en Inglaterra o Irlanda. Países en los que es aconsejable salir con paraguas, abrigo, gersey y mangas de tirantes debajo, vamos, el estilo cebolla de toda la vida.
Últimamente se habla mucho del tiempo, y no estilo conversación de ascensor, sino como tema preocupante.
Catalunya estaba sequita y pidiendo trasvase/transvase a los aragoneses, y éstos que son muy Labordeta, que nanai de la china. Y ahora, Catalunya y Aragón están inundadas, y ambos que de trasvase a Murcia ni hablar, que para regar los campos de golf se busquen la vida. Un caos y el Ebro desbordándose.
De todo esto, lo que más nos preocupa a los madrileños, que para algo somos muy nuestros, es que dicen que nos van a empezar a cobrar las jarras de agua en los restaurantes.
Te cuento este rollo patatero, porque no sé si al fin del mundo te
han llegado estas noticias.
Un besote
Babs

Anónimo dijo...

Sin escribir la semana pasada y me encuentro la sorpresa de un día de adelanto.

¡Gracias por Favarolo y León Felipe!

Muy bueno lo del "aporte". Si ese chico se queda tres meses, ya tiene el idioma dominado. Estos nórdicos no tienen problema con eso. ¿Más capacitados? No, pura rutina. Empiezan con dos, enseguida viene el tres, los otros vienen después.....
Aunque me lo expliquen, no conseguiré entender a los que se emperran en limitar los idiomas a uno solo y encima, minoritario.

El clima faYando en todas partes. Te acaban de contar lo de Madrid y resto de España.....

Tal vez ese contratiempo te permita encontrar practicables las dichosas carreteras. Espero que sea así para que nos lo cuentes.

¿Andeandarárichi?

Marta

Anónimo dijo...

Hola Richi, soy Sarita. Sé que hace tiempo que no tienes noticias mías pero quiero que sepas que me acuerdo mucho de tí y que de vez en cuando leo tu blog. Mi problema es que me faltan horas al día para hacer lo que realmente me gustaría hacer, como es escribirte.

En fin, quiero que sepas que estoy genial. El peque es un cielo y muy bueno, se llama Millán y es igualito a su padre. Ahora estoy currando en A3 con Lola Jiménez, Rosana y Ligia, entre otras. Sólo es por un mesecito, más o menos.

Espero que cuando acabe tenga más tiempo.

Cuídate mucho mucho. Un abrazo fuerte.