Esta semana la he pasado casi entera en Villa la Angostura, una población mucho más pequeña que Bariloche, situada al otro extremo de esta ciudad a orillas del mismo lago, el Nahuel Huapí. Había contactado con un instructor de esquí argentino, a través de unos amigos de Madrid, y me invitó a pasar unos días en su casa…, hermosa, de muy buenas dimensiones y hechuras, en madera y rodeada de un frondoso bosque de coihués, un tipo de árbol muy alto, bastante grueso si le dan tiempo; cuando es delgado el viento lo cimbrea, como si fuese una caña enorme, y a menudo lo tumba, y algunos quedan apoyados sobre otros árboles o, cuando hay mala suerte, sobre casas construidas cerca. Dentro de bosques tan altos y frondosos uno se empequeñece, pasa a ser como un gnomo.
Villa la Angostura es poco más de una calle principal con unas cuantas que la atraviesan, con casas de madera y mucha vegetación que lo rodea todo, no en balde su slogan es: “Jardín de la Patagonia”. Desde luego que es mucho más bonito y tranquilo que Bariloche, aunque desde el pueblo no se vea el lago. Salvo alguna excursión, al puerto o a uno de los muchos lagos, no he hecho gran cosa en estos días. El haber cubierto una etapa fundamental de mi viaje, ayudado por la introspección del bosque y la lumbre, me ha llevado al análisis de muchos recuerdos y de varios sueños aparentemente absurdos. Alguien, que no deja su nombre, menciona en los comentarios del último aporte que hace 34 años me venía a este lado del mundo y la rotura de una pierna lo impidió. Cuando me recuperé emigré a Andorra, país con el que siempre he tenido razones para sentirme unido emocionalmente. Aquí, y ahora, ha dado la casualidad de que el colega instructor de esquí trabaja la mitad del año, desde hace ocho, en las mismas pistas de Andorra a donde me fui con 18 años. Como es lógico, estar aquí y hablar de esa época me ha devuelto a la memoria muchos recuerdos dormidos.
Ha llovido dos días a mares, pensamos que eso enfriaría el clima pero resultó que no, hace temperaturas de primavera y hoy ha salido el sol. Ayer sábado volví a Bariloche. Llegué a pensar en la posibilidad de quedarme aquí un mes o dos, pero anoche me dijeron que según unas previsiones muy anticipadas se dice que no nevará apenas en todo este mes, y en agosto quién sabe cuánto. No le veo sentido a esperar, tampoco estoy en un alojamiento que se acerque a lo perfecto, fundamental para que desee quedarme más de una semana en un sitio, esta ciudad no es barata y sólo le veo interés si pudiese esquiar. A reservas de lo que me encuentre por el camino pretendo ir hacia el norte con buen paso a partir de ahora, mi padre pretende ir a Venezuela a principios de septiembre y quizás me junte allí con él, aunque no creo que logre hacer todo el camino por tierra.
Un haiku más, para esta semana:
Ven negra nube
espero que tu sombra
blanquee la mía
Villa la Angostura es poco más de una calle principal con unas cuantas que la atraviesan, con casas de madera y mucha vegetación que lo rodea todo, no en balde su slogan es: “Jardín de la Patagonia”. Desde luego que es mucho más bonito y tranquilo que Bariloche, aunque desde el pueblo no se vea el lago. Salvo alguna excursión, al puerto o a uno de los muchos lagos, no he hecho gran cosa en estos días. El haber cubierto una etapa fundamental de mi viaje, ayudado por la introspección del bosque y la lumbre, me ha llevado al análisis de muchos recuerdos y de varios sueños aparentemente absurdos. Alguien, que no deja su nombre, menciona en los comentarios del último aporte que hace 34 años me venía a este lado del mundo y la rotura de una pierna lo impidió. Cuando me recuperé emigré a Andorra, país con el que siempre he tenido razones para sentirme unido emocionalmente. Aquí, y ahora, ha dado la casualidad de que el colega instructor de esquí trabaja la mitad del año, desde hace ocho, en las mismas pistas de Andorra a donde me fui con 18 años. Como es lógico, estar aquí y hablar de esa época me ha devuelto a la memoria muchos recuerdos dormidos.
Ha llovido dos días a mares, pensamos que eso enfriaría el clima pero resultó que no, hace temperaturas de primavera y hoy ha salido el sol. Ayer sábado volví a Bariloche. Llegué a pensar en la posibilidad de quedarme aquí un mes o dos, pero anoche me dijeron que según unas previsiones muy anticipadas se dice que no nevará apenas en todo este mes, y en agosto quién sabe cuánto. No le veo sentido a esperar, tampoco estoy en un alojamiento que se acerque a lo perfecto, fundamental para que desee quedarme más de una semana en un sitio, esta ciudad no es barata y sólo le veo interés si pudiese esquiar. A reservas de lo que me encuentre por el camino pretendo ir hacia el norte con buen paso a partir de ahora, mi padre pretende ir a Venezuela a principios de septiembre y quizás me junte allí con él, aunque no creo que logre hacer todo el camino por tierra.
Un haiku más, para esta semana:
Ven negra nube
espero que tu sombra
blanquee la mía
7 comentarios:
Antes que nada quiero responder a quien te dijo que estabas por fin donde querías estar hace 34 años si no hubiese sido por el accidente en Valdesquí, y quiero hacerlo con lo mismo que tú me dijiste hoy para felicitarme mi cumpleaños, que fue ayer:
Tienen razón cuando te dicen que te podría haber cambiado la vida... es más te la cambió el hecho de no ir. Porque me engendraste a mí. Con lo que llegamos a la conclusión que es A MÍ REALMENTE a quien le habría cambiado la vida... de hecho me la habría cambiado por la NO VIDA. Que es sin duda mucho peor.
Así que disfruta, y aprovecha para pensar lo importante que ha sido el hecho en sí de que NO fueses ahí hace 34 años.
Por cierto, cumplo 33... ¿a que todos se lo podrían haber imaginado? :-).
Hay que tener mucho cuidado con esos conceptos del "What if..." (que dicen los americanos), porque saber cómo podría haber sido nuestra vida es muy complicado, y sobre todo es arriesgado y puede ser incluso peligroso andarnos arrepintiendo... Si no sólo hay que ver " Qué Bello es Vivir" y lo entenderás :-).
Un beso y sigue con tu buen viaje.
Y después de lo dicho anteriormente, no diré nada más sobre esos "recuerdos" tuyos de hace 34 años, y me centraré en tu vida actual, gracias a la cual existe la mia propia, que es algo que a mí sí que me hace meditar profundamente sobre la existencia... como entenderás!!, pero ya da igual eso, así que...
...Bueno, bueno... muy bonito el sitio... precioso... así que ya sabes: HUYE!! :-) :-)
Te "veré" más al norte. Me da envidia que te vayas a reunir con el abuelo en venezuela. Por cierto, ¿cómo está? Ya me dirás.
Un beso y tira millas.
Hemos estado sin línea. Parece que hay que poner el Wai Fai. Veremos como sigue.
Pasarás por Mendoza. Allí es muy recomendable el Hotel Zamora, céntrico, precioso y familiar. Datos en Internet.
Otro día sigo, no vaya a ser que se escape la línea otra vez.....
Marta
A veces es mejor no plantearse "y si..."
"pero no me hagas caso, lo que me pasa es que este mundo no lo entiendo" (ya sabes citando a Aute)
Besos.Babs
Hace 34 años mi hermano fue a Bariloche, era uno de los miles de egresados que cada año 'peregrinan' hasta el lago... quizás hace 34 años Bariloche también era más idílica en tus sueños que en la realidad. Y lo que sí es real es el placer de seguir tus pasos... hasta Venezuela y más allá. Yo no escribo haikus, pero... pies en polvorosa nieve errática zapatos nuevos LOLA 'la banda de los cuatro'
Lunes 9.28h de la mañana en Madrid. Enciendo el ordenador, es lo primero que hago este día de la semana desde que te fuiste de viaje. Sin embargo hoy no leo nada nuevo. Ricardo ¿dónde estás? escribe, necesito gasolina para la semana. besos, besos. Anais
Donde andaràs Richi?
Pronto será septiembre y mi ganas de saber de vos se acrecientan a diario!!!!!
Te quieo siempre.
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