Mucha gente me decía: “tienes que ir a Salta, porque es diferente”, decían: “la gente, las casas, el paisaje…” Algunas veces me pregunté a qué se referirían exactamente y ahora que llegué creo
haberlo comprendido: Salta es Latinoamérica. Buenos Aires es la ciudad más europea, Ushuaia la más “súrdica”, Gaiman la más galesa, Bariloche la más “alpina” y, puestos a comparar, Salta es la más latinoamericana… No tengo claro aún cuál es la ciudad argentina más argentina: ¿Córdoba? ¿Rosario? Espero que me den su opinión las amistades del país. En mi caso, después de conocer México bastante bien, Salta no me ha sorprendido nada, simplemente tuve la sensación de haber salido de Argentina.![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjM57PXTSJ6-yV8AlAuO0skcj1iHA-jmgPmcRhf-HkdFSGjLs_TC3vyDxu42e0yOzjlo0ph8pHIRW5R3fZyryg30VZ7KbGyHlHMFXLGhFY5hYexHexHRvQ0pw75kv0cZCsF5RIx5i54VNw/s200/Mapa+7.bmp)
No pregunto ni calculo ya las distancias en kilómetros; entre Mendoza y Salta hay casi 19 horas de autobús que, si se anuncia con cama, es al menos bastante cómodo. Quiero resaltar la intimidad, casi promiscuidad, que se da en este tipo de viajes: hay matrimonios que ya no se acuestan juntos para no tener que soportarse los ronquidos, la halitosis matinal, los pelos de punta y la mirada desorbitada de sus despertares, sin embargo en estos viajes…, me tocó junto a una señora, buena y amable, que en cuanto tumbó su asiento se puso a roncar; no se podía decir que fuese una anciana pero era ya bisabuela, y yo no había despertado nunca junto a una mujer tan mayor. Salí a las 20:00 horas y, nada más cenar, tomé una pastilla para dormir lo más posible. Desperté, con el día, cuando entrábamos en la ciudad tucumana de Concepción, y el recuerdo inmediato me remontó a Nicaragua, la gente, las casas, el paisaje…, luego las grandes plantaciones de caña... Comprendí que me acercaba al trópico, por primera vez en mi vida al de Capricornio (lo atravesé en avión al venir pero eso no cuenta).![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6oMlogvd4y-T6EuKzrGNfp-DI4YWPxVNwuUAyc1cGm45hOmrzWvG7tT57nvG7Yjnrzd59l_QqDrhbkeN_rnymr_cigvkuYsPAvFt2bx1SB0cBVQsyZ4JvC6hmMWwnS10MrNDBLeqDrq8/s200/P1030145.JPG)
Salta me recordó a la ciudad de Oaxaca (por cierto, mucha gente se empeña todavía en escribir Méjico, incluso lo acepta el diccionario de las dos formas, pero nadie escribe Oajaca, aunque hay quienes lo pronuncian con “x” que es casi peor). En Salta abunda la arquitectura colonial, exuberante de adornos y colorido, o casas de adobe guarnecido, con las fachadas en tonos pastel. No es por nada, sin afán de subestimar a Salta “la linda”, en México hay ciudades coloniales bastante más lindas: Zacatecas, Guanajuato, San Miguel Allende, Taxco… En México no hay ninguna ciudad “europea,” pero coloniales muchas. Ahora pienso en otra diferencia entre Argentina y el resto de Latinoamérica, en los países donde abunda más el mestizaje indígena hay una palabra para diferenciar a la gente de piel blanca, y no a la morena: güera en México, chela en Nicaragua…
En Argentina lo que se diferencia es la morenez indígena: con la expresión “morocha” o más cariñosamente “negra”. En el norte de Argentina se nota que hay aún muchos descendientes de los incas, en el resto predominan los que descendieron de los barcos, por mucho que cabelleras rubias y ojos claros reivindiquen lo mapuche y lo tehuelche, que me parece muy bien salvo cuando creen revivir lo que no llevan en la sangre y se niegan a asumir que fueron sus antepasados quienes los exterminaron.
No me quedé en Salta más que esa noche. Por la tarde di una larga vuelta, demasiado larga para el catarro que arrastro desde hace unos días (menos mal que ya no fumo, porque lo seguiría haciendo a pesar de la tos que cargo).
No está en funcionamiento el Tren de las Nubes, hasta agosto, y luego tendrá precio para gringos (140 dólares) demasiado en pesos (por ese dinero me compro varios tripis y viajo por las nubes a mi bola). También descarté subir en un teleférico para ver toda la ciudad desde arriba (si hubiese podido bajar esquiando sí que lo habría hecho, o en un tobogán como en Bariloche). El caso es que al día siguiente, sábado, me vine a la Quebrada de Humahuaca, un espectáculo de la naturaleza, en el camino a la frontera con Bolivia, y estoy pasando en Tilcara el fin de semana.
La Quebrada son surcos de una profundidad sorprendente que el agua torrencial ha ido horadando en las montañas, hasta darles una configuración como de sierras llenas de dientes agrietados.
Lo más sorprendente es la diversidad cromática, imposible de reflejar en toda su variedad con una cámara. Tilcara es el pueblo más típico y turístico de la Quebrada, un pueblo del desierto en su fisonomía repetida, con las calles de tierra, álamos con hojas, cactus de brazos enormes, días calurosos, noches heladas y una polvareda permanente que recorre las calles según la dirección del coche que pase. Demasiada polvareda para mi tos y lo mal que respiro.
Mañana lunes saldré de Argentina, quién sabe hasta cuando. Hay sitios a los que siempre desearé volver, aunque es muy probable que no lo haga nunca, porque cuando he tenido la posibilidad de hacer un largo viaje elegí lo que deseaba conocer, antes que regresar a los lugares que ocupan un lugar predilecto entre mis recuerdos. En cualquier caso, si un día necesito perderme o alejarme de todo, no me importaría nada acabar en algún rincón entre los Andes y la Patagonia.
Empiezo a cansarme de hacer haikus, pero como tengo ya unos cuantos los iré soltando:
Sol de estepa
que moldea los rostros
como un cincel
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjM57PXTSJ6-yV8AlAuO0skcj1iHA-jmgPmcRhf-HkdFSGjLs_TC3vyDxu42e0yOzjlo0ph8pHIRW5R3fZyryg30VZ7KbGyHlHMFXLGhFY5hYexHexHRvQ0pw75kv0cZCsF5RIx5i54VNw/s200/Mapa+7.bmp)
No pregunto ni calculo ya las distancias en kilómetros; entre Mendoza y Salta hay casi 19 horas de autobús que, si se anuncia con cama, es al menos bastante cómodo. Quiero resaltar la intimidad, casi promiscuidad, que se da en este tipo de viajes: hay matrimonios que ya no se acuestan juntos para no tener que soportarse los ronquidos, la halitosis matinal, los pelos de punta y la mirada desorbitada de sus despertares, sin embargo en estos viajes…, me tocó junto a una señora, buena y amable, que en cuanto tumbó su asiento se puso a roncar; no se podía decir que fuese una anciana pero era ya bisabuela, y yo no había despertado nunca junto a una mujer tan mayor. Salí a las 20:00 horas y, nada más cenar, tomé una pastilla para dormir lo más posible. Desperté, con el día, cuando entrábamos en la ciudad tucumana de Concepción, y el recuerdo inmediato me remontó a Nicaragua, la gente, las casas, el paisaje…, luego las grandes plantaciones de caña... Comprendí que me acercaba al trópico, por primera vez en mi vida al de Capricornio (lo atravesé en avión al venir pero eso no cuenta).
Salta me recordó a la ciudad de Oaxaca (por cierto, mucha gente se empeña todavía en escribir Méjico, incluso lo acepta el diccionario de las dos formas, pero nadie escribe Oajaca, aunque hay quienes lo pronuncian con “x” que es casi peor). En Salta abunda la arquitectura colonial, exuberante de adornos y colorido, o casas de adobe guarnecido, con las fachadas en tonos pastel. No es por nada, sin afán de subestimar a Salta “la linda”, en México hay ciudades coloniales bastante más lindas: Zacatecas, Guanajuato, San Miguel Allende, Taxco… En México no hay ninguna ciudad “europea,” pero coloniales muchas. Ahora pienso en otra diferencia entre Argentina y el resto de Latinoamérica, en los países donde abunda más el mestizaje indígena hay una palabra para diferenciar a la gente de piel blanca, y no a la morena: güera en México, chela en Nicaragua…
No me quedé en Salta más que esa noche. Por la tarde di una larga vuelta, demasiado larga para el catarro que arrastro desde hace unos días (menos mal que ya no fumo, porque lo seguiría haciendo a pesar de la tos que cargo).
La Quebrada son surcos de una profundidad sorprendente que el agua torrencial ha ido horadando en las montañas, hasta darles una configuración como de sierras llenas de dientes agrietados.
Mañana lunes saldré de Argentina, quién sabe hasta cuando. Hay sitios a los que siempre desearé volver, aunque es muy probable que no lo haga nunca, porque cuando he tenido la posibilidad de hacer un largo viaje elegí lo que deseaba conocer, antes que regresar a los lugares que ocupan un lugar predilecto entre mis recuerdos. En cualquier caso, si un día necesito perderme o alejarme de todo, no me importaría nada acabar en algún rincón entre los Andes y la Patagonia.
Sol de estepa
que moldea los rostros
como un cincel
5 comentarios:
Hola Ricardo!!! por fin en el norte!!! pensé que no ibas a llegar a Salta...
Antes que nada, contarte que desde que llegamos de Buenos Aires estamos súper atareados, con muchos trabajitos, y sumado a eso, me pesqué un virus y estuve mal unos cuantos días. Ya necesitaríamos unas vacaciones... porque las dos semanitas están en el olvido total....
Como bien decís, Salta La Linda es más Latinoamérica. No por ello deja de ser linda. A nosotros nos encantó, no exactamente la ciudad de Salta, pero los alrededores como San Lorenzo y el resto de la provincia son increíbles.... Ahí se puede apreciar bien el desastre que ocasionó Charly quitando el ferrocarril... quedaron pueblos abandonados, pueblos fantasmas. Pero la gente es muy amable, humilde y muy agradecidos.
No dudo que México sea lindo, es uno de los países que me gustaría conocer, pero Salta, Jujuy y Tucumán, tienen lo suyo.... vale la pena visitarlas.
La provincia de Córdoba es muy bonita, y la ciudad Rosario es chiquita; pero tampoco son Buenos Aires, ni tampoco como el resto de ciudades que visitaste. Creo que ninguna provincia es 100 x 100 argentina, no te olvides la cantidad de inmigración que hemos recibidos durante años y que a Pueblos Indígenas se los cargaron.
Saliste de nuestro país? a donde estás?? visitando a Evo?? dicen que Bolivia es muy bonito... Paraguay?? tomando terere??? Brasil!!! que bien... playita!!! ó Chile??? mmm
Ya nos contarás.... Besos,
¨por mucho que cabelleras rubias y ojos claros reivindiquen lo mapuche y lo tehuelche, que me parece muy bien salvo cuando creen revivir lo que no llevan en la sangre y se niegan a asumir que fueron sus antepasados quienes los exterminaron¨.
Ops. A esto si que no lo había contemplado!
Siempre me sentí del lado de los orígenes de mi tierra y nunca vi como vos, esta cruda realidad.
Durííísima, aunque cierta.
Por dónde andararichi?
Cabellos rubios, ojos verdes.
Quiero pedir disculpas por la dureza con la que expreso la supuesta defensa de lo indígena, pero quiero reafirmarme en cuanto a que en muchos casos no resulta creíble. En los últimos tiempos he tenido varias conversaciones relacionadas con eso, y he visto gente que reivindicaba lo indígena como la entelequia de un mundo más solidario, y minutos después subestimaban al provinciano, al ignorante o al emigrante. Lo siento, pero a menudo me hierve la sangre con esa gente de derechas que ensalza la forma de vivir de unos indígenas que ayudó a matar su abuelo. En España hay mucha gente que ataca la conquista americana como si fuese un pecado nacional que 500 años después (o 200 que da igual)debemos purgar. Creo que ya no tiene sentido atacar o ensalzar lo que ya es historia pasada, sino construir cada día con verdadera justicia y equidad. Es curioso ver en Argentina que para muchos un Mapuche es un resto histórico a conservar y un boliche (boliviano) un chorro al que expulsar.
Que ha pasado que no te leeo?
Esta mañana muy temprano llegué de baires. Todod muy lindo, pero quiero estar en mi menduca querida.
No he podido escribirte, ya lo haré. Pero me tiene intranquila tu falta de ayer.
Espero que sólo sea falta de recursos tecnológicos.
Te mando un beso enorme y un abrazo de acá para allá.
Dóndeandarámirichi?
Favor de dar señales de vida.
Aunquesea de humo, silvate algo o bien escribime a mi correo.
Estoy preocupada.
No hay enchufes en america central?
Que estará pasando?
andeandaramirichi?
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