lunes, 4 de agosto de 2008

No sabes quién es el muerto, soldadito boliviano

El muerto es el Che Guevara y era argentino y cubano…, decía el famoso poema de Nicolás Guillén. Quizás no hayan cambiado ciertas cosas en Bolivia desde 1967, pero otras muchas sí. De entrada, ahora sí que saben de sobra quién es el muerto y han incorporado al mito a su propia historia. En estos días vi anunciar un documental hecho (creo) por cubanos, se titula: “El Che que nació en La Higuera”. Ese otro Che leyenda que nació con su muerte en los alrededores de La Higuera, la aldea boliviana donde se le conmemora con un busto, donde se ha hecho lugar de culto la escuelita que lo tuvo preso, donde conservan como reliquias los presuntos muebles que tocó; esa aldea que es ya punto final de un circuito turístico, de peregrinación, señalizado con carteles desde los lugares en que tuvo los primeros enfrentamientos con el ejército, hasta donde lo hirieron, y donde después lo fusilaron… No sé si los fusiles son también ahora regalo de Mr. Bush, pero desde luego que han cambiado algunas cosas importantes en Bolivia. Por ejemplo, el presidente ya no es un militar como Barrientos, educado por los gringos, sino un cocalero forjado en la lucha contra las imposiciones de los gringos, y que los critica porque intuye que conspiran contra su gobierno, y lo dice, y entonces los gringos mandan al encargado de los asuntos de la zona, y éste declara que la única conspiración que a ellos les importa es acabar con la pobreza, porque así son ellos, siempre les ha preocupado el bienestar de los pobres latinoamericanos, aunque sólo en cuanto esos pobres colocan a uno de los suyos a la cabeza del país. Entonces los gringos, los ricos, los militares…, sólo se preocupan por el bienestar de los pobres.
Le pregunté a un aymara boliviano qué expresión emplean para designar a los blancos de piel, y me respondió que gringos (nombre que reciben todos los extranjeros sin importar el país de procedencia). Insistí en preguntar cuál era el nombre cuando se trataba de blancos bolivianos, entonces comprendió y dijo que “chocos” pero que es una palabra que se usa sobre todo en Santa Cruz porque es donde hay bastantes (en La Paz también se ven algunos en magníficos vehículos todo terreno y algunos pocos en condiciones más pobres). Santa Cruz es la provincia más grande y más rica del país, también donde más oposición encuentra “el Evo,” que así lo llaman, para recalcar la familiaridad y la procedencia rural. El prefecto (gobernador) de Santa Cruz es quien más lo ataca, pero sólo uno de los prefectos en todo el país es de su partido, por lo que les ha jugado un órdago a todos. El 10 de agosto hay un referéndum, la gente deberá votar señalando con una cruz en dos casillas: una es para que siga Evo y la otra para que se vayan los prefectos. Hay una campaña en TV de apoyo al presidente en la que van saliendo las caras de los prefectos bajo diferentes epígrafes: vendepatrias, racistas, violentos, dictadores… No me extrañaría que el Evo no durara mucho, seguro que aún hay rifles americanos entre los soldaditos de Bolivia. No sé si habrán cambiado muchas cosas en Bolivia, pero cuando vi a una joven indígena tecleando un mensaje en su celular, tras su resplandeciente sonrisa, pensé que hay bastantes cosas que podrían cambiar en la era de la tecnología.
Copacabana, Bolivia, estaba invadido por los peruanos. En estos días celebran las “Fiestas Patrias,” la mayoría decora sus autos con guirnaldas y flores de papel y sale de vacaciones y borracheras. (Por cierto: Argentina y Bolivia, con nombres largos, incluyen el suyo completo en las placas de los vehículos; Perú, con sólo cuatro letras, se limita a poner Pe) Muchos suelen ir al santuario que hay en Copacabana, donde celebran unos rituales en los que se purifican ellos y sus vehículos. En la foto se ve a un hombre, vestido con hábito de monje, que con una escobilla, de esas que se usan para limpiar el baño, bendice al automóvil de una familia peruana. Este tipo de rituales, en cambio, no parece que vayan a cambiar en gran parte de Latinoamérica, el comercio de la iglesia y el sincretismo ignorante de los pueblos es un lastre heredado del que no consiguen desprenderse, ni parece que haya intención. En Bolivia tienen la costumbre, cuando beben cerveza, de tirar un poco al suelo, en homenaje a la Pachamama, diosa de la tierra, y así se llega a ver en algunos restaurantes un cartel que dice: Prohibido tirar cerveza en el suelo.

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