lunes, 4 de agosto de 2008

Copacabana, Puno, Cusco

Después de pasar la frontera, muy cerca de Copacabana, el bus avanza hacia el norte en dirección Puno. A un lado de la carretera se ve casi todo el tiempo la orilla del lago Titicaca, y parcelas del Altiplano al otro con muchas casitas pobres y bastante ganado pastando. En el lago Titicaca me sorprende ver que he recorrido mucha extensión de sus orillas y su interior (pues al otro día de mi última publicación en el blog fui a unas islas del lago) y no he conseguido ver ni una sola embarcación típica de totora, sólo esa bastante grande que desde luego no es típica. Luego me entero que el tema, como tantos otros de producción con técnicas ancestrales, se ha quedado para exhibiciones a turistas y pronto conseguirán que sea una profesión minoritaria y bien pagada. En el Altiplano, veo las mismas casas pobres de adobe, muchas con techos de totora, que se ven en el lado boliviano. La diferencia es que esta parte peruana se ve más poblada y con más ganado. Veo que pastan juntos rebaños de ovejas, llamas, vacas, cerdos… ¿Cerdos? ¿Qué hacen cerdos rebuscando en la tierra? Mi vecina de asiento es una arequipeña del campo que vuelve de rezarle a la virgen de Copacabana. Me dice que esos cerdos buscan unos grandes gusanos que hay en la tierra para comérselos, y que por eso en su región no consumen los cerdos que vienen del Altiplano.
Puno es la ciudad peruana más importante a orillas del Titicaca, pero aparte de las vistas al lago y su recurso turístico se ve poco encanto y bastante pobreza. Me planteo irme a Cusco en tren, pero cuando voy a la estación me entero de los precios y, como es cuatro veces más caro que el bus, desisto, vuelvo a la Terminal y hago tiempo yendo al puerto en unos triciclos que llaman “cholo taxis” (chola es el nombre de esas señoras con sombrero). Puesto que elijo el bus como movilidad, dudo entre subir hacia el norte por Arequipa o por Cusco, ya que igualmente tengo decidido no ir a Machu Pichu. Por el horario me conviene más Cusco (ellos lo escriben ya siempre con “s” ya que no pronuncian la “z”, y supongo que les incomoda que otros lo hagan pues les costará entender de dónde les hablan) En ese viaje a Cusco dio la casualidad que me colocaron al lado de otro español, castellanoleonés, que viajaba solo. Teníamos muchos temas en común: influencias e inquietudes culturales semejantes de la misma generación, había vivido un año en México..., por lo que conversamos mucho durante el viaje. Al llegar a Cusco, a las 4:30, buscamos hotel, decidimos compartir la habitación y nos hemos pasado un día y medio juntos, en agradable armonía y animada conversación.
Cusco es la antigua capital del imperio incaico, aunque sólo queda de aquello las bases de enormes piedras sobre las que construyeron los conquistadores, y un buen número de sus derrotados descendientes, habituados a ser súbditos del Inca y de quien venga. Algunos de estos descendientes se visten a la antigua usanza y sacan a pasear a su llama, como mascota, para ganarse la vida con las monedas que piden a los turistas por las fotos que les sacan. Pero lo que verdaderamente “llama” la atención en la ciudad son esas bases de enormes piedras que colocaron los incas. Lo llaman muros ciclópeos por el tamaño enorme de las piedras, y sorprende ver lo bien cortadas que están para encajar como en un perfecto puzzle. Se ve que trabajaban pensando en la perdurabilidad y no a “matacaballo” como los que llegaron después. Estos cimientos incaicos son lo único que ha permanecido inalterable en los sucesivos terremotos que destruyeron la ciudad, el último importante en 1950, y lo único que quedará en los terremotos futuros que amenazan la vida del planeta. Cusco, además, es zona sísmica y te lo recuerdan en todos los lugares públicos con esos carteles colocados bajo las vigas maestras, las zonas supuestamente más seguras si se derrumba la casa.
Descarté de antemano subir a Machu Pichu y mantengo la decisión. No me encaja ya, ni por días, ni por ánimos, ni por coste. Hace años me habría gustado ir por el camino del inca, cuando lo hacías a tu aire, conviviendo con hippies y aventureros que compartían historias y hojas de coca sin importar lo que tardaban en recorrerlo. Ahora es una marcha con horarios fijos y guías guardianes, que debes reservar con bastante antelación porque hay demasiada gente en la lista como para dejar que haya tumultos. Y, además, te cobran un dinero importante. Lo del coste para extranjeros me parece exagerado. Hay un tramo que inevitablemente te ves obligado a hacerlo en tren, y está considerado el trayecto más caro del mundo, más de 60 dólares mínimo (ida y vuelta) por un trozo de hora y media. Entrar al Parque cuesta bastante más caro que a La Alhambra, y por lo que parece no se ve en qué meten todo ese dinero recaudado, no se nota en los servicios, ni en el mantenimiento, ni en el nivel de vida de la gente que habita los alrededores. Tampoco vine a este viaje con el objetivo de ir a las ruinas incas, lo era más esquiar en Tierra del Fuego y lo descarté sin problemas. Seguiré viendo Machu Pichu en fotos con los mismos encuadres (parece como si no tuviese otros el sitio) y no se me caerá ninguna lagrimita al decirme: estuve allí al lado pero no llegué.
Mañana lunes salgo en dirección Nasca, ese lugar donde hay unas enormes figuras hechas con piedras en el suelo, que los vondanikeistas aseguran que diseñaron los extraterrestres y los esotéricos opinan ahora que bien pudo haberlas diseñado un chamán en su viaje astral. El caso es que ese sitio, y ese tema, siempre me han llamado más la atención, aunque no sé si decidiré disponer de un presupuesto para verlas desde avioneta o barco, seguramente me conforme con ir al terreno y hacerme una idea. También podría moverme para comprar cactus de San Pedro y procurar verlas como el chamán que las diseñó. Sigo con la inercia de los haikus. ¿Haiku dónde andas?
Fuego y frío
La llama me escupe
Encabronada

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Soy Iñaki. Maravilloso el ultimo articulo de Ricardo sobre el viaje por tierras de Cuzco/Cusco. Leyendo tambien se viaja, como en los buenos libros.

Anónimo dijo...

Tengo mi propio pensamiento, pero el mensaje anterior, el de Iñaki, cierra un poco lo que pienso.
Si bien apenas aterrizo de Córdoba, La Docta, tu viaje a Cusco lo supera.
Estarás pisando esas piedras que fué nuestro tema, aquella noche de asado y artistas. Que lujo!.
Yo sigo en la misma. Se terminaron mis vacaciones y me sumerjo en mi futura galeria. Me dejo llevar. Y Llego hasta donde estés.
Andeandarámirichi?

Anónimo dijo...

En honor a esos grandes argentinos llamados Les Luthiers, que por cierto vienen en noviembre por estos lares y espero no perdérmelos, diré:

Con sus fuerzas casi extintas a vasto imperio llegó Richi, puso pie en tierra de Incas o sea hizo hincapié. Y le cantaron: "somos los Incas un pueblo inca-nsable nuestras riquezas son inca-lculables, abominamos de inca-utos e inca-paces, pero nuestras canciones son todas inca-ntables"

Me han gustado mucho estos dos últimos apuntes del diario. Te veo mejor, no sé explicar por qué, es algo que me dice mi instinto de hijo. Espero no estar equivocado.

Por favor, escríbime un e-mail para que no tengo más remedio moral que responderte, que tengo cosas que contarte.

Buena continuación de viaje.